martes, 5 de mayo de 2015

Comentarios sueltos al texto “Reflexiones sobre los desafíos de la Argentina…

Comentarios sueltos al texto “Reflexiones sobre los desafíos de la Argentina…[1]
En los diversos medios nacionales, el documento fue presentado como una base para construir una Política de Estado en torno a las estrategias de vinculación de la Argentina con el Mundo.
Las Políticas de Estados son el resultado de un delicado equilibrio entre una heterogénea variedad de intereses y valores que conforman a una colectividad nacional. La llegada a ese punto es producto de una puja donde los intereses y valores pasan de un punto de conflictividad a otro de complementariedad y confluencia.
Pero la idea del consenso aquí propuesta, si bien es una muestra de un amplio abanico opositor (PRO, UCC, Peronismo Renovador y Federal), excluye claramente a las opciones progresistas, como también al actual oficialismo.
No es producto del conjunto de las expresiones de la vida política y social argentina, sino del consenso del establishment, y aunque resulte ocioso señalarlo, éstos no representan los intereses de todos, son solo un sector y no la sociedad toda.
Como lo enseño Juan Carlos Puig, las políticas exteriores del país desde la última posguerra estuvieron marcadas por una puja entre las tendencias de autonomía heterodoxa y de dependencia racionalizada que en los años ochenta, esto lo agregamos nosotros, confluyen en una estructura triangular (Argentina-Brasil-Estados Unidos) donde los sentidos, o equilibrios como dijera Guillermo Figari, marcaron las diferencias entre los diversos gobiernos que tuvieron lugar desde la restauración democrática.
Sin embargo, el documento, al ser una expresión parcial, convierte los sentidos de nuestra política externa en estructura, esto puede estar motivado en respuesta a cierto abandono del pragmatismo que la segundo administración de Cristina Fernández de Kirchner estaría siguiendo.
En este texto, se habla de una inserción “adecuada” (1)[2] frente a otra que no lo es y nunca definida explícitamente pero que recorre el texto como un espectro.
El documento establece un orden de prioridades para determinar una estrategia de inserción, primero del orden global y luego la situación nacional, cuando en realidad una propuesta de este tipo, debería partir de una determinación de las capacidades propias, las asociaciones regionales para luego ver el funcionamiento del régimen internacional.
Se sigue exactamente el camino inverso y no es casualidad. El diseño global presentado se inserta dentro del neo-institucionalismo liberal (2) y claramente se define dentro de los objetivos de éste al señalar que nuestro país debería ser una “sociedad abierta” (4)[3] Para reafirmar esa condición también define a la Argentina como país occidental (3), algo que ni Huntington, ni Escudé, para citar a dos pensadores del establishment de las relaciones internacionales, avalarían. Esa caracterización borra de un plumazo, algunas particularidades, no menores por cierto, de nuestro país, como el hecho de ser un país periférico, subdesarrollado y, latinoamericano.
La afirmación “los Estados que han tenido éxito han sido aquellos que han conseguido vincular sus proyectos nacionales con las corrientes más dinámicas de la realidad internacional…” (6) sería correcta, aunque no parece respetar la lógica del texto, donde solo se considera la demanda externa.
Ello es lo que justifica, en el mejor de los casos, la apuesta de este sector por un neo-desarrollismo agrícola, bajo el impulso, ya desfasado, del boon de los precios de los commodities, cuando existe un claro retorno al deterioro de los términos del intercambio que desaconsejarían esa jugada. Sin tener en cuenta además, el reducido papel de éste sector en el Producto Bruto Interno y si es suficiente para sustentar a todos.
En cuanto a la vinculación de la política exterior y de defensa es claramente retrógrado, ya que propone implícitamente el involucramiento de las fuerzas armadas en temas de seguridad interna, con la excusa que muchos de los delitos son transnacionales y volviendo al escenario de la Doctrina de la Seguridad Nacional.
Aunque el documento rescata la integración (12), y prioriza a Brasil (13), también señala sugestivamente que México como otro gran socio (15), lo que nos lleva a pensar en qué tipo de plataforma están pensando los distinguidos firmantes del documento, ¿es latinoamericana o sudamericana?
Insiste en que si no se hace lo que se propone podemos quedar aislados, una categoría poco precisa y más adecuada a discusiones de café que a una propuesta técnica para futuros gobiernos. (16)[4]
En la relaciones con los Emergente no ven al país como un socio  político para construir alianzas con ellos, ante de los desafío de la globalización, sino simplemente como un proveedor de alimentos. (16)
En  el tratamiento de Malvinas resulta poco creíble, ya que se asienta en la tradicional posición argentina, en torno a los postulados de la Resolución 2065,[5] cuando muchos de los firmantes son críticos de esos lineamientos, tanto por su acción política, como por sus escritos.
Seguramente, los lineamientos para una futura política externa deberán ajustarse a un aumento de los márgenes de maniobra del país, para poder realizar los objetivos de una sociedad diversa y heterogénea como la nuestra.
Existen resquicios en el sistema internacional para ellos, mientras en la Guerra Fría, como señaló Juan Carlos Puig, la existencia de un bloque rígido, era el fundamento para lograr una autonomización progresiva para los actores inferiores del sistema. Hoy, cuando este es flexible, no inviabiliza la autonomía, ya que el quinto precepto, la puja extra-bloque, es la que permite la generación de estos márgenes necesarios.
Tenemos oportunidades en el escenario y no debemos desaprovecharla.



[1] Nos referimos al texto producido por el autodenominado Grupo Consenso “Reflexiones sobre los desafíos externos de la Argentina: Seremos afuera lo que seamos adentro. Primer Documento”, auspiciado por el Consejo Argentino de Relaciones Internacionales, disponible en: http://www.cari.org.ar/pdf/documento_grupoconsenso.pdf, consultado el 5/5/2015.
[2] Los números entre paréntesis corresponden al orden otorgado en la puntualización del documento.
[3] Resulta curiosa la expresión, tan típica del pensamiento neoliberal y de uno de sus padres fundadores, Karl Poper, en su ataque a las políticas keynesianas de posguerra.
[4] Recuérdese que durante la guerra fría los impugnadores de las políticas autonómicas, acusaban a éstas de producir aislamiento, categoría nunca determinada para su evaluación, cuando en realidad existía tal situación, sino simplemente un rechazo antojadizo a ella.
[5] Y no 20/65, como indica el documento.